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Mis Metatextos

...un gran chorro de sangre se disparó como una fuente...

Ernesto Chapon

Nuevamente ocurre que no hay mucho en mi cabeza que pueda expresar a través de la palabra escrita, nuevamente ocurre que mi musa me ha abandonado, o más bien, me ha dejado de lado para que pueda yo hacer algunos trabajos que son de carácter urgente. Sin embargo, son ustedes quienes me mueven a estar aquí y dar la cara para justificar de alguna manera mi ausencia escrita. No les regalaré una historia – y miren que hay varias que me tienen loco por salir a la luz pública –, esta vez y, a modo de disculpa, les entregaré una compilación de los textos que he publicado en el Taller Literario Metatextos, el cual he mencionado en ocasiones anteriores. Bueno, ya sin más, les dejo aquí las historias escritas en las tres etapas del taller. Para mayor comodidad, las he ordenado de manera cronológica, desde la más antigua hasta la última (la cual será publicada esta noche después de las 00:00 hora de México DC.
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Hastiado

Amo el olor del napalm por la mañana.

Coronel Kilgore

Siempre ocurre lo mismo, siempre termino como pajarito en grama, mirando para los lados y más perdido que Adán el día de las madres. ¿No puedo entonces simplemente dejar las cosas como están y seguir mi camino? ¿No puedo sólo desandar el camino tomado y cambiar luego el rumbo? No, creo que no. Eso sería muy fácil y nada es fácil. Las cosas por mucho que lo intente siempre terminan por ser harto complicadas. ¿Huir? Sería fácil, pero los problemas siempre terminan por alcanzarte, además, si no fuera ese el caso, de seguro aparecerían nuevos problemas, nuevas complicaciones. No, huir no es la salida.
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Desencuentro

Un comienzo no desaparece nunca, ni siquiera con un final.

Harry Mulisch

Se suponía que hoy publicaría la sexta parte de La desagradable historia de Amalia Contreras, sin embargo ocurrió algo. Hoy envié mi escrito al taller literario Metatextos, donde se nos planteó un ejercicio de sólo trescientas palabras (todos los ejercicios tienen esa limitación). Lo que escribí me gustó tanto que decidí hacer dos versiones, la del taller y la que van a leer a continuación. Si observan alguna diferencia es porque aquí puedo escribir sin las limitaciones que los ejercicios imponen. En fin, si pueden lean las dos historias y luego me cuentan.
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Después de Chávez

Ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar huele a azufre todavía.

Hugo Chávez

DDe manos del señor Woung, he recibido un documento a través de un largísimo telegrama. Me impresionó el escrito y decidí hacerlo público puesto que me parece de suma importancia que todos conozcamos el futuro que nos espera.

Quiero por otra parte aclarar que esta historia no pretende sino usar una idea del Sr. Casciari para darle forma a un cuento que quería escribir desde hace bastante tiempo.
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Diosa Marina

El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida.

Lope de Vega

Hace tiempo que no te escribía, en realidad jamás te he escrito. Hoy es la primera vez, hoy me confieso ante ti y ante el mundo. ¿Tu profesión? Esa quedará para los curiosos. ¿Quien eres? El placer de saber que cientos me visitan y no saben quien eres es más que suficiente.
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Así escribo

No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.

Oscar Wilde

Mis dedos se mueven febrilmente sobre el teclado, el chasquido de cada tecla al ser presionado me hipnotiza y es así como escribo. En mi mente ideas fluyen en un río de sin sentidos que se tornan en un texto. No siempre resulta algo que hubiera sido pensado concienzudamente, en realidad nunca hay nada planificado. Sólo dejo que mi cabeza ande por los senderos de pensamientos rudimentarios las más de las veces, nociones sin significado aparente que van apareciendo en la pantalla del ordenador.
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La desagradable historia de Amalia Contreras - 5ta parte

La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar.

Karen Blixen

Mientras escuchaba cada una de mis palabras atentamente, Amalia hacía mohines y gestos propios de una jovencita, se veía realmente interesante y era más que evidente que parte de su trabajo era detallar al máximo cada cuestión que tuviera que ver con el proyecto que abordaríamos en la reunión a realizarse rato después. Ese primer encuentro y la conversación — nada personal — me hicieron interesarme por Amalia. No desde el punto de vista hombre – mujer, no, sino más bien por el simple hecho de lo curioso que me resultaba encontrarme con una latinoamericana tan lejos de nuestras cálidas tierras.
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Esperando el autobús

Mientras esperaba el autobús, Eusebia observaba a su alrededor entreteniéndose con la gente que pasaba en una u otra dirección por la acera del frente. Tomados de la mano, una pareja de adolescentes reían e intercambiaban miradas pícaras. Asomado unos metros más adelante estaba un hombre de una gran barriga, la cual mostraba parte de su peludo abdomen ya que la franela que le cubría por lo prominente. Eusebia veía estas escenas y se sonreía le pareció divertido y sin darse cuenta olvidó que esperaba el autobús. Miró a su izquierda, donde a menos de un metro, una mujer alta, elegantemente vestida miraba una y otra vez su reloj de pulsera, para, paso seguido mirar alrededor como buscando a alguien. El problema es que los lentes de sol que le cubrían los ojos no permitían conocer realmente su expresión, sólo el mordisquear de sus labios denotaba la preocupación que la embargaba.
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La desagradable historia de Amalia Contreras - 4ta parte

Me baño en la quieta luz de una gota y recuerdo cómo llegué a ser.

Pia Tafdrup

El agua caliente caía sobre mi cuerpo y el vapor llenaba la habitación mientras me bañaba. Después de un buen rato, más por disfrute que por higiene propiamente dicha, terminé mi ducha y salí. Me acerqué al espejo que se hallaba adosado a la pared sobre el lavamanos. Saqué de mi estuche de viaje mi vieja navaja, regalo de mi abuelo, la crema de afeitar y empecé el rito del rasurado. Me hallaba concentrado en esos menesteres cuando el sonido de mi teléfono móvil me asustó haciendo que la afilada navaja deslizara sobre mi piel provocando que un pequeño hilo de sangre se marcara alarmante en mi cuello. No era algo grave, pero lo blanco de la espuma de afeitar y de la decoración de la sala de baño hacían que el carmesí de la sangre destacara sobre todo el ambiente.
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La desagradable historia de Amalia Contreras - 3ra parte

...piensa; como una hoja de un árbol...

Inger Christensen

Al regresar de la luna de miel, quince días después de su matrimonio Amalia pidió el divorcio, se lo comunicó a su familia y les pidió además que lo aceptaran, que nada tenía que ver con Antonio, les explicó de mil maneras que aquel hombre maravilloso no tenía la culpa de aquella decisión. Les pidió, además, que no hicieran preguntas. Aquel asunto era sólo de su particular interés y no quería dar explicaciones a nadie.
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La desagradable historia de Amalia Contreras - 2da parte

¿Quién puede bajar los ojos como una mujer? ¿Y quién sabe alzarlos como ella?

Soren Kierkegaard

Un cielo limpio, azul sin nubes y de un sol brillante, así era el día en que Amalia se casó con Antonio. Fue, además el día más feliz de su vida. La decoración de la iglesia y del salón de recepciones fue la envidia de muchas novias durante muchos años. El vestido de novia era toda una obra de arte de la costura. Las mejores telas traídas de Europa y la contratación del modisto más encumbrado de la nación habían logrado hacer de ese vestido todo un icono de lo que debía ser una novia. Lo cierto es que no se escatimaron los gastos, había bebida y comida para todos los gustos y en cantidades que ofenderían a cualquiera que no supiera que todo aquello no era opulencia sino una orgásmica demostración del amor más puro y la pasión mejor guardada… Sin embargo, no daré detalles de la boda porque no son importantes respecto de la historia que les estoy narrando. Voy a encaminarme hacia lo que realmente nos interesa.
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La desagradable historia de Amalia Contreras - 1ra parte

Soy buena, mala y aquello que no olvidarás nunca.

Tove Ditlevsen

Amalia Contreras era una mujer hermosa, una cabellera negra como el azabache adornaba su espalda cayendo como una cascada de aguas negrísimas sobre su espalda. Su rostro parecía porcelana nacarada y sus ojos iluminaban ese marco, los labios carnosos eran un manjar digno de ser catado. Unos senos espléndidos, retaban erguidos y orgullosos sobre su pecho la ley de gravedad. El talle de Amalia era delicado con una cintura de avispa y unas caderas generosas que invitaban a la delectación visual. Era Amalia una hembra con todas las de la ley. Los hombres no podían dejar de voltear cuando ella pasaba. Su caminar de felina le daba el toque mágico que sólo los seres más hermosos poseen.
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Carta para tí - 1

Hacía tiempo que no te escribía. No tenías que recordármelo, lo se porque dejé de escribir por propia decisión. No es que dejara de quererte, en lo absoluto, es que no me provocaba escribir. Igual jamás recibo respuesta. A veces siento que estoy sólo, que esto ocurre en uno sólo de los dos lados de la avenida.

No me juzgues mal, porque en todo caso no estoy haciéndote reproches. Nada más lejos de mis intenciones que venir a estas alturas del partido a recriminar tu distanciamiento, tu lejanía cada vez más palpable, pero me pediste que escribiera y así lo hago, aclarándote además que no te escribo porque me sienta presionado u obligado a hacerlo, lo hago porque lo pides y porque ya veía venir esa necesidad siempre creciente de decirte todo lo que siento, pienso y percibo respecto a nosotros.
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El hombre buenhogar

En una entrevista concedida en exclusiva para este blog, tuve el placer de entrevistar a la Dra. Yossie Soi Vishi Ta, hembrista acérrima, especialista en relaciones de pareja y teórica - palabra muy en boga últimamente en Venezuela - del comportamiento masculino moderno. Autora de más de veinte libros sobre la sexualidad humana, las relaciones hombre - mujer, hombre - hombre y mujer - mujer. Sus tratados, ensayos y artículos han sido publicados en cientos de revistas y diarios en todo el mundo. Sus obras han sido traducidas incluso al maracucho y el espanglish.
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La felicidad es una decisión

Ernesto hablaba y no parecía el mismo. Sus ojos brillaban y su voz tenía otro tono, el tono de alguien que no sólo sabía lo que estaba diciendo, sino que estaba plenamente convencido de la certeza de sus palabras. Escuché de el este corto monólogo que ahora con su permiso publico en su propia página.

Como te digo amigo, la felicidad es una decisión. En serio. Es como cuando quieres ir de viaje y decides ir a tal o cual ciudad. Es como decidir que carro comprar. Es como cuando eliges la pintura con la cual decorarás tu casa. Eso es la felicidad, una simple decisión, la felicidad no tiene que ver con situaciones, con la suerte ni con nadie que no seas tu mismo. Decidirte a ser feliz es sencillo, sólo hazlo.