Amarla en paz (relato oscuro)

Abres los ojos y miras una mancha en el cielo raso arriba de ti. Lentamente volteas a un lado y te desperezas, tu mano descorre la cobija que te arropa y sientes el frío aire de la habitación entrar bajo la tela haciéndote sentir escalofríos.

Te sientas sobre el borde de la cama y estiras los brazos hacia arriba en un movimiento como de gato. Mueves tu cabeza a los lados como un péndulo varias veces y dejas escapar un largo y placentero bostezo. Ya te has despertado por completo.

Miras detrás de ti y le ves allí sobre la cama aún arropada, te acercas a su nuca y suavemente soplas para despertarla. Nada. Insistes un poco más. Debe estar cansada por lo de anoche, piensas. Optas por dar un suave y largo beso a su cuello descubierto. Una desagradable sensación de frialdad en su piel te hace retroceder. Halas la cobija y lo que ves te deja perplejo y aterrorizado. Una gran masa de carne que parece ser un cuerpo está sobre la cama, allí donde anoche estaba ella.

Retrocedes y caes sentado en el piso gimiendo y temblando, ¿qué ha ocurrido?, ¿qué es eso?, lagrimas empiezan a correr por tus mejilla y un sudor frío empapa todo tu cuerpo. Tiemblas descontroladamente. Al final no soportas más y caes desmayado.

Abres los ojos y ves frente a ti una de las patas de la cama, estas tendido en el suelo, la cabeza te da vueltas. Poco a poco reaccionas y recuerdas lo último que viste antes de perder el conocimiento. Te incorporas apoyándote en el borde de la cama y allí sigue el cuerpo. Esta vez estas preparado, sigues temeroso pero ya puedes controlarte a ti mismo.

Observas bien, detallas el cuerpo yaciente sobre la cama y admites quedamente que se trata de ella, su figura es para ti harto conocida, ¿como no reconocerla?. La miras una y otra vez, su cuerpo no tiene piel a excepción de su cuello, cabeza y el pie izquierdo, el resto esta en carne viva, simplemente no tiene piel, se la han arrancado, ¿se la han arrancado?. ¿Quién, cómo?, piensas.

Con mucho temor acercas tus dedos, deseas tocarla, el morbo domina la escena, estas allí, medio sentado al borde de la cama, estirando tu brazo para tocar un cuerpo el cual ha sido despellejado, es el cuerpo de ella, de la mujer con la que dormiste anoche, la mujer que amas, la que te hizo el amor unas horas antes, la mujer que asesinaste luego de que despertaste durante la madrugada. ¿Yo?, piensas, ¿Yo la maté?. Tu cabeza empieza a dar vueltas nuevamente. ¿Porqué?, ¡No puede ser!. Un grito de espanto sale de tu garganta, pero sólo tu cabeza lo escucha, porque has quedado sin voz. Un profundo terror empieza a recorrer tu espalda. ¡Claro que has sido tu!, pero, pero, ¿porqué?. No entiendes nada.

Como puedes te levantas y rodeas la cama, quieres ver su rostro, tus piernas no responden bien, estas demasiado tembloroso. Cuando quedas frente a ella, miras extasiado su cara, está dormida, o así parece, la serenidad de su expresión, una leve sonrisa y unos ojos cerrados dulcemente es lo que contemplas. El terror empieza a ceder y sientes que una especie de tranquilidad, de sosiego embarga tu interior, poco a poco todo el temor y el miedo se van y al final sólo sientes una gran felicidad. Ella está allí tendida, muerta, despellejada, pero la expresión de su rostro de colma de paz.

Acercas tu rostro al suyo y dejas que tus labios rocen los de ella. La besas dulcemente, ella sigue dormida y tu sonríes, la amas y eso es suficiente para que todo lo que ha ocurrido no importe. Podrás tenerla allí hasta que desees o hasta que su carne se pudra, como ocurrió con la otra chica.

Será mejor empezar a recoger todo el desorden, la piel, ¿dónde está su piel?, nunca sabes donde dejas esos restos. Bueno, no importa, ya lo encontrarás.

Será mejor que dejes todo para luego, ya es tarde y debes ir a trabajar, además nadie va a entrar al departamento. Cuando regreses podrás recoger todo. Luego, luego hay que llamar a la chica nueva de la oficina, ayer te miró con ojos pícaros.

Tal vez puedas amarla a ella también.

1 solito

Anónimo Responder | 01 septiembre, 2006 09:16

Coño pana, la historia tiene su morbo... me gusta sobre todo la frase final!.

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