Juegos manuales

La filosofía es al mundo real, lo que la masturbación es al sexo.

Karl Marx

Juntos, sentados, uno al lado del otro, conversamos sobre cualquier cosa. Nos sentimos a gusto en nuestra mutua compañía, disfrutamos el momento, el estar juntos nos hace felices y juguetones, la pasamos rico.

Sólo porque te provoca, empiezas a hablarme al oído, no dices nada especial, sólo sigues nuestra conversación pero diciéndome todo al oído. No puedo evitarlo, tampoco quiero evitarlo y termino por excitarme, esa voz tuya profunda y aterciopelada a un tiempo produce un efecto inmediato en mi cuerpo, un efecto que empieza a notarse en mi entrepierna.

Tu te dejas, lo disfrutas y correspondes a mis caricias.Al principio no te percatas de lo que has hecho y sigues con tu juego pero yo empiezo a tartamudear y a responder de forma incoherente. Notas que por momentos no coordino y es cuando adviertes lo que me ocurre. Eso te divierte y te excita, además saber que me provocas de esa manera te complace sobremanera.

Sin dejar de hablar pasas una de tus manos por mi pecho, acariciándome por sobre la tela de la camisa. Justo en ese momento, ya no me aguanto más y volteo mi rostro para poder comer de tus labios el aliento que tu voz me regala. Te beso desesperado, anhelante. Te beso como si mi vida dependiera de ello. Tu te dejas, lo disfrutas y correspondes a mis caricias. Tu mano, no se queda quieta y sacando la tela atrapada en mi pantalón, se mete bajo mi camisa, acaricias mi pecho, pellizcas suavemente mis tetillas. Respiro alterado, y me dejo llevar por el placer que me regalas.

Sabes que me tienes loco de deseo y lo gozas a plenitud. Tu mano siempre inquieta no ceja en su intento de gratificarme con sus Mi pene duro, erecto levanta la tela de mis boxers...caricias. Sin dejar de manosearme, tus caricias bajan lentamente hacia mi vientre y te detienes justo en la línea donde mi piel se oculta bajo los pantalones. Tus dedos reptan unos segundos bajo la tela y al no poder alcanzar la presa que buscan se retiran para, acto seguido, desabrochar la prenda y bajar el cierre.

Mi pene duro, erecto levanta la tela de mis boxers, lo palpas por encima de la tela y éste palpita recibiéndote alegre y juguetón. Halas la prenda hacia abajo y por fin tu traviesa mano obtiene su botín. Vuelves a hablarme al oído y dejo caer mi cabeza hacia atrás ya completamente entregado a tu dulce tortura. Aquella maravillosa mano me masturba lentamente, delicadamente, casi inocentemente. En mi oído tu voz se va haciendo cada vez más profunda y ya no entiendo lo que dices, sólo el sonido está presente en mi mente, es tu voz, es tu respiración entrecortada, es tu propia excitación producto del placer que provocas en mi.

Tu mano, incansable, ambiciosa en su lujuria, arremete con movimientos ...juegas con la carne flácida y el semen que resbala entre tus dedos...más veloces, aprietas mi miembro y aquel indecible acto de onanismo a tres manos se convierte en una paja brutal. Ya el placer me arropa por completo y un golpe del más crudo regocijo carnal aplasta mi cabeza haciendo que estalle sobre tu mano, sobre mi vientre, sobre mis piernas. Grandes chorros de lefa impregnan todo. Mi cuerpo tiembla y se contrae en espasmos de gozo y dicha... Sonríes, lo has vuelto a hacer, cuando lo deseas me conviertes en arcilla que moldeas a tu gusto y placer.

Durante un rato sigues acariciando mi pene, juegas con la carne flácida y el semen que resbala entre tus dedos. Siempre es así cuando nos queremos. Un juego que empieza de la nada y que termina con dos cuerpos sudorosos, cansados y sonreídos.

1 solito

Anónimo Responder | 06 enero, 2014 20:17

Excelente escrito. No puedo evitar recordar algunos momentos que se me vienen a la mente como imágenes súper excitantes. Me hace recordar buenas experiencias. ¡Seguí escribiendo así!

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