Carta al niño que fui (I episodio)

Hola amigo,

Hace ya muchó tiempo que no te recordaba, y unos días atrás algunas personas me hicieron pensar en tí. Lo que ahora leerás es la primera de muchas (espero) misivas que recibirás de mi en adelante.

No se como empezar, pero desde tus nueve años a la fecha han ocurrido muchísimas cosas, son veintiséis años los que han transcurrido desde que éramos uno sólo por lo que debo ponerme al tanto contigo. Algunas han sido malas, otras no tanto y muchas han sido buenas. Hay cosas que debo enterarte unas tristes y otras felices pero las más, muy enriquecedoras y llenas de momentos que me han convertido en lo que ahora soy.

Podrías pensar algo como, ¿pero bueno, y éste loco luego de tantos años va a escribirme así, sin más ni más?. No tengo excusa alguna o una respuesta válida a esa incógnita, pero alégrate en saber que te escribo de corazón y en la absoluta certeza de estar haciendo algo que debí hacer hace ya mucho tiempo atrás. En fin, sólo espero que me entiendas y que me dejes contarte todas y cada una de las muchísimas cosas que nos han ocurrido a ambos en todos estos años.

En primer lugar, y debo admitir que no se como expresarlo de una manera que no sea dolorosa, es mi deber infomarte que mamá murió, éste año serán catorce los transcurridos desde que se fue. No te entristezcas, aún cuando ya mamá no nos acompañe físicamente, sigue estándo allí, a nuestro lado y también muy dentro nuestro, en tu corazón y el mío. No dejes que el pesar te invada, ella nos dejó muchas cosas valiosas más de las que puedas imaginar. Además, nos dejó una grandísima herencia: Principios morales y éticos, fortaleza para los malos momentos, entrega en las coas que hacemos, respeto hacia los demás y por nosotros mismos, valor para enrostrar la adversidades. Nos enseñó a tomar nuestras propias decisiones y aunque no siempre atinamos, también nos dejó el coraje suficiente para enfrentar las consecuencias buenas o malas de esas decisiones.

Mi querido Ernesto, de verdad no es tan malo. Se que debe dolerte mucho, pero de seguro ya se pasará. A mi también me ocurrió.

Debes estar preocupado por mi papá, pero tranquilo, él está bien, ahora está en política, siempre persiguiendo esos sueños y anhelos de un mundo más justo para todos. Te cuento que se ha convertido en mi mejor amigo, a veces no nos entendemos, pero en términos generales, hemos aprendido a vivir y compartir muchas cosas. Ya no fuma pipa, está un poco barrigón, pero sigue siendo el mismo, con sus arranques y ahora más risueño que en los tiempos que compartiste con él.

Vivo en su casa desde hace ya un año, más o menos.



Voy a dejarlo hasta aquí por hoy. Aún eres un niño y no pretendo agobiarte con un montón de cosas de un sólo golpe y porrazo. En todo caso, me he comprometido contigo (y conmigo) a seguir narrándote las muchas cosas que te sucedieron en todos estos años.

Cuídate mucho mi querido amigo, de ahora en adelante siempre espero que me permitas acompañarte y me brindes así mismo tu compañía que tanta falta me ha hecho.



NOTA: La imagen que adorna ésta carta, es de Pedregal, pequeño pueblo del estado Falcón. Un hermoso lugar donde hace ya muchos años tuve la dicha de vivir.

Sólo 3 hablaron pajita

Javier | 29 julio, 2006 07:59

Buen post Ernesto. A veces nos detennemos en el punto en el que vamos y tiramos la vista hacia el pasado para encontrar respuestas.

Tienes un buen estilo de redaccion, saludos :)

3rn3st0 | 29 julio, 2006 11:56

Que puedo decir, gracias por tu comentario Javier. Pronto habrá más sobre esa vuelta al pasado.

Khabiria | 03 agosto, 2006 11:57

Sencillamente hermoso....yo a veces habló con mi niña interna, otras veces ella me habla a mi, es mas terca que yo y cuando se empeña en algo no hay manera de persuadirla de lo contrario...a veces, cuando las ganas me fallan y se me acaban los "para qués", la abrazo fuerte, me regala una mariposa y me invita a seguir....

Publicar un comentario

Éste blog es una vitrina sin limitaciones, escribe aquí lo que se te ocurra decirme, lo que piensas, lo que opinas, lo que te produjo la lectura que acabas de hacer, despotrica, alaba, insulta, reflexiona... Escribe, en definitiva, lo que te venga en gana.



Me interesa lo que opines. Tienes toda la libertad para decir lo que te provoque, no creo en la censura.