Alas rotas

Love is never lost. If not reciprocated it will flow back and soften and purify the heart.

Washington Irving

Sentada, acurrucada, era un ovillo en el suelo y lloraba, lloraba abrazándose así misma meciéndose hacia delante y hacia atrás. Cortos gemidos salían constantemente de su pecho y espasmos que iban y venían hacían temblar su cuerpo. Frente a ella, sólo podía observarla. No había nada que pudiera hacer. Quería abrazarla pero me atrevía, quería decirle palabras de consuelo, pero el nudo que atenazaba mi garganta me lo impedía, deseaba hacerla feliz, pero ella jamás quiso eso de mi , hubiera querido seguir amándola con todas mis fuerzas como lo hice desde el día que la vi por primera vez, pero era un sentimiento que ella no pudo o no quiso corresponder nunca. Me atreví a posar mi mano sobre sus cabellos, así como se alienta a un niño pequeño. Ella se estremeció y sus llantos se tornaron más dolorosos. Su belleza había desaparecido oculta por el dolor que colmaba su pecho y yo, yo sólo estaba ahí, inútil, sin poder remediar su sufrimiento.


Por un momento la visualicé atrás, en imágenes de un pasado reciente y las lágrimas llegaron a mis ojos. Sus alas de ternura y comprensión ya no le sostenían...Algunas rodaron por mis mejillas, tímidas al principio. Luego, fluyeron constantes pero sin prisas. Me dolía mucho saber que ya no había nada que hacer, que aquel sueño de amor maravilloso había terminado. La recordé sonriendo y me dolía, en mi cabeza oí sus risas y el dolor se hizo más intenso, sentí sus labios sobre los míos y ya no pude soportarlo. Aparté mi mano de su cabeza y le dije adiós desde mi corazón. No necesité decirlo con palabras y ella así lo entendió. Levantó su rostro de muñeca y me miró desde aquellos ojos grandes y profundos. En ese momento la amé como nunca la había amado. Ella asintió mudo y yo me di la vuelta. En esta ocasión era definitivo, aquel sueño precioso de amor y besos infinitos, aquella pasión que nos dejaba extenuados y sonrientes, aquellos momentos de miradas cómplices habían llegado a su fin en aquel instante.

Me di la vuelta en la esperanza de encontrarme con una mirada de arrepentimiento, una pequeña chispa de amor. Fue lo peor que pude hacer, su mirada sólo mostraba el dolor que produce la aceptación. Aquella mirada terminó de romper mi corazón. Nuestro amor había llegado a su fin. Sus alas de ternura y comprensión ya no le sostenían, nuestro amor tenía las alas rotas, nuestro amor no volaría nunca más.

Sólo 3 hablaron pajita

Arianne Cuárez | 09 marzo, 2013 00:57

Hermoso, profundo, preciso... Es como un suspiro. Me encantó.

3rn3st0 | 09 marzo, 2013 07:47

Arianne: ¡Bienvenida! Gracias por el encanto, gracias por las palabras y el tiempo. Espero seguir viéndote por aquí :-)

Arianne Cuárez | 10 marzo, 2013 00:25

Seguro que si. Hoy he regresado para leer más.

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