Aniversario infernal

El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañía.

Mark Twain

Hoy se están cumpliendo tres años desde que decidiera abrir esta página. Han sido tres años de aprendizaje de vida, de instruirme en nuevas y asombrosas herramientas de desarrollo (soy programador), de leer, leer muchísimo, sobre todo el año pasado. Han sido tres años de lecciones emocionantes en lo personal, lo laboral, lo profesional. Viví intensamente cada uno de los días que han pasado desde ese cuatro de marzo del dos mil seis, he amado, me han amado, me he sentido triste y he sido feliz. Hice infinidad de cosas, fui asesor comunitario es alrededor de 60 poblados rurales en mi querida Portuguesa, trabajé junto a cientos de personas de los rincones más alejados de mi tierra para hacerles llegar oportunidades de desarrollo y crecimiento comunitario. Conocí gente especial (¿quién no lo es?), gente de esas que se levantan a las cuatro de la mañana para iniciar el ordeño, gente que es capaz de arriesgar su vida en una espesa selva del piedemonte andino para llevar una ayuda a una mujer con discapacidad. Eso ocurrió en mi mundo real, pero en este mundo, el mundo virtual, conocí gente que escribe. Gente que escribe con una mordacidad y morbo alucinantes sobre política y poesía; gente que decanta su pasión periodística sin ataduras y a veces contradiciéndose; gente que pese a parecer sólo un chiste vulgar son de una profundidad interior que va más allá de lo que nadie pudiera creer; gente que logra meternos en sus historias de la cotidianidad dibujando siempre sonrisas con sus letras; gente que regresó de un exilio virtual para regalarnos nuevamente sus reflexiones (se te extrañó muchísimo); gente que escribe con la pasión de quien es capaz de darlo todo por sus convicciones y creencias; gente de mundos lejanos en lo físico pero muy cercanos en lo humano; gente que suelta sus otros yos y los muestra al mundo para no podamos dejar de reír; gente de los más disimiles orígenes, géneros y filosofías. Gente, como dije antes: maravillosa.

Conocerles y más aún, saber que esta ventana virtual a mi mente les ha permitido conocerme y hacerme partícipe – por lo menos – de sus momentos de ocio me llena de satisfacción. Se que muchos me leen. Más de los que pude imaginar cuando empecé a escribir esta bitácora, hay quienes están prácticamente desde los primeros días. Para ustedes, para quienes vienen de vez en cuando, para los que sólo estuvieron una vez y para aquellos que aún no entran va esta celebración, una celebración que no tendrá cohetes, torta o música, esta será una celebración silenciosa donde sólo mis letras se dejarán escuchar porque mi regalo para ustedes y para mi mismo es la historia que a continuación leerán. Espero les guste… Casi lo olvido: ¡Feliz aniversario mi querido blog, esta vez no me olvidé de ti! :-)

Ser amigo de Lucio tiene, como cualquier relación de amistad, sus aspectos positivos y sus aspectos negativos. Gesto éste, que le sacó lágrimas de ternura al más aterrador de los seres.No quiero con esto dar a entender que exista alguna dualidad en mi relación con el amo de la obscuridad, nada de eso. Hasta ahora han sido casi veinte años de una sana amistad donde el ángel caído ha sido un gran mentor, un apoyo – casi – incondicional y sobre todo un gran compañero que, pese a su poder casi infinito, es capaz de pedir un consejo cuando lo necesita o llorar sobre mi hombro cuando su padre le reprende o le deja mal parado en alguna de sus andanzas.

Hay quienes me han tildado de pérfido, alejándose de mí. Sin embargo, la hermandad que hasta ahora me ha demostrado Lucio (así le gusta que le llamen, aunque es conocido por muchísimos nombres) bien ha valido la pena. Muchas son las veces que le necesité y sin siquiera avisarle se aparecía de la nada para auxiliarme en momentos de extrema necesidad.

A mi mujer, no le agradaba para nada nuestra amistad, decía que Lucio podía ser una mala influencia para un hombre casado como yo. Sin embargo, él se la ha ganado con muestras de afecto y respeto. Tanto así que fue ella quien le pidió que fuera padrino de nuestra hija menor. Gesto éste, que le sacó lágrimas de ternura al más aterrador de los seres. Le dijo a mi mujer que no se preocupara por nada, que él se encargaría de todo. La fiesta aún es comentada por vecinos y amigos, quienes jamás estuvieron (ni estarán) en un ágape de semejantes dimensiones y excesos. Como regalo para su ahijada, Lucio le entregó a mi mujer un pequeño cilindro de madera de ébano, por un lado era sellado y por el otro tenía una tapa hermosísima de oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas. Después de entregarle el cilindro le dijo: —Este es mi regalo para tu hija, mi ahijada. Es un documento notariado que le garantiza su no entrada a mi reino luego de su muerte. Asegúrate de que lo lleve consigo el día que abandone este mundo.

Después de ese día, la reticencia de mi mujer hacia Lucio disminuyó ostensiblemente y siempre que llegaba a casa le obsequiaba con un café recién hecho en una gran taza con poca azúcar, como a él le gustaba.

Otra de las cosas que siempre he compartido con Lucio es su afición a los viajes, siempre en épocas de vacaciones escolares llegaba De esos viajes, uno en particular, fue la experiencia más extraordinaria que jamás he vivido...a la casa cargado de regalos para todos y sin mucha planificación nos llevaba a todos, mi mujer y los tres niños a cualquier parte del mundo que se nos ocurriera. Eran experiencias inolvidables, además en todas partes le conocían y nunca tuvimos que preocuparnos por gastos, el cubría todo. Una vez, la única, quise compartir gastos y se molestó muchísimo, tanto que al día siguiente estábamos de regreso en casa. Tanto Martha, mi mujer, como los niños se molestaron mucho conmigo. Nunca más, después de eso, le importuné con mis necedades económicas.

De esos viajes, uno en particular, fue la experiencia más extraordinaria que jamás he vivido, y es precisamente lo que voy a narrar.

Estaba un fin de semana sólo, Martha y los niños se habían ido a pasar el fin de semana donde mi suegra. Me hallaba preparando el desayuno, era sábado en la mañana, no más de las nueve. Recuerdo que estaba sacando unos huevos revueltos de la sartén cuando sonó el timbre. Vacié rápidamente la sartén en un plato y fue a abrir. Elegantemente vestida, estaba ella, era la mujer más hermosa que jamás hubiera visto. Me saludó con un beso en la mejilla y sin dejarme reaccionar entró a la casa.
—¿Cómo has estado querido? —me dijo con un tono de viejos conocidos y regalándome con una sonrisa que encandilaba, tan brillante era.
—Bi… bien, ¿y tu? —balbuceé algo perturbado. —Pasa por favor, —dije estúpidamente, ya estaba camino a la cocina. Cerré la puerta y caminé tras ella con pasos cortos y mis manos entrelazadas sobre mi estómago.

Al entrar a la cocina, el susto casi me hace desmayar, allí estaba, riendo a carcajadas mi querido amigo Lucio, sentado sobre uno de los taburetes con una taza de café humeante.
—¡No se como lo haces Alejandro!, pero aún después de tantos años sigues cayendo. —Me dijo mientras reía a grandes carcajadas. —Sigues siendo un inocente mi querido amigo.
—Yo… yo… y la mujer, ¿dónde está? —Pregunté como un idiota.
—¡Que!, ¿no me reconociste? —dijo Lucio mientras una gran carcajada llenaba la habitación. —No creo Ale, que no te dieras cuenta de que era yo. — agregó, para luego agregar: —En fin, ya he reído bastante y no vine a eso.

Hice un mohín de enojo, pero fue sólo eso, un mohín. No era la primera vez que Lucio me ...el que desees, por más descabellado que lo consideres, por más extraño que te parezca...jugaba una de sus bromas apareciéndose como una mujer o como cualquier otro ser vivo que le ocurriera. Le sonreí y me serví café, luego de tomar un trago de la aromática infusión le pregunté: —Muy bien amigo, nuevamente has jugado con mi sensibilidad, ¿en que puedo serte útil? —le sonreí para que se diera cuenta de que no estaba enojado, aún cuando yo sabía que él sabía que no estaba molesto. —Jamás vienes si no hay un motivo. Dime por favor. —Concluí.

—Pues nada viejo, he venido a invitarte a un viaje…
Le interrumpí bruscamente para aclararle la situación: —Martha y los niños no están, se fueron donde la mamá de Martha, no se si quieran ir con nosotros.
—Tranquilo Alejandro, he venido especialmente para invitarte sólo a ti a este viaje, el cual es muy especial.
—Bueno, no se, no quiero que Martha regrese y no me encuentre en casa, ya sabes como es. No deseo escuchar…
—De eso me encargo yo. —Me interrumpió haciendo un ademán para que callara. Luego agregó: —Este viaje lo pensé sólo para ti mi querido amigo. Quiero que elijas un destino, el que desees, por más descabellado que lo consideres, por más extraño que te parezca. ¿Quieres ir a la Luna, pues allá iremos? ¿Deseas conocer el lugar más profundo de la Tierra? Allá te llevaré. Hoy estamos cumpliendo diecisiete años de conocernos y quiero celebrarlo contigo haciéndote ese regalo. Tú sólo elije y yo me ocupo de lo demás. —Todo esto lo dijo haciendo muchos gestos y ademanes, su rostro expresaba muchas cosas y nada al mismo tiempo. Cuando terminó quedé callado unos instantes, luego pregunté:
—¿Dónde yo desee?
—Como dije antes, tú elijes compadre. —Respondió con una gran sonrisa para luego añadir: —Y para que veas que son buenas mis intenciones y que no voy a jugarte ninguna broma, no trataré de adivinar lo que piensas. Valdría más.

Volví a ensimismarme y pensé, ¿Eso es lo que deseas?, ¿estas seguro? —me preguntó algo dubitativo.pensé muchísimo a que sitio podría ir en compañía del propio Demonio. Después de algunos minutos Lucio, sin poder ya aguantarse – era siempre muy impaciente – me preguntó: —Bueno, ¿ya te decidiste? No tengo toda la eternidad. —Eso último lo dijo con una sonrisa de picardía. ¿No tenía tiempo? Su tiempo no era medible en parámetros mortales, de eso no podía yo dudar.

—¡Si! —Afirmé con seguridad. —Ya se dónde quiero ir. Ya que me has dicho que puedo ir donde desee, pues quiero ir al infierno. —Concluí con una mueca de arrogancia y raigambre queriéndole decir que no tenía dudas al respecto.

Lucio me miró directo a los ojos y por primera en todos nuestros años de amistad le vi asombrado. —¿Eso es lo que deseas?, ¿estas seguro? —me preguntó algo dubitativo.
—Ni más ni menos amigo, quiero ir al mismísimo averno acompañado por su amo y señor, —le dije con voz más firme aún, para luego concluir: —¿o es que no puedes llevarme allá?
—¡Faltaría más! Te he dicho que te llevaría donde quisieras y así será. Sabes que no siempre cumplo mis promesas, de hecho sabes que siempre engaño y miento, pero tu eres mi único amigo y no puedo negarte nada. ¬—Esto me lo dijo retomando su habitual tono de alegría y camaradería. Luego haciendo un gesto con sus poderosos brazos me dijo: —Si ya estas listo, pues prepárese amigo, próxima parada: el infierno.



Durante un corto instante cerré mis ojos y cuando volví a abrirlos, estaba en una gran estancia, más parecida a un salón de un club de fumadores que a cualquier otra cosa. Debía tener unos cuarenta metros cuadrados calculé. Miré ...sobre una pequeña mesa de madera, descansaban una caja que contenía algunos habanos...todo apreciando cada detalle. La decoración era sobria, fascinante y muy elegante. Seis lámparas – en ese momento apagadas. Un ventanal de hermosos cristales de una delicada tonalidad azulada adornaba la única pared que no tenía lámparas, entraba a través de los cristales una maravillosa luz que llenaba todo, su calidez llamaba a la meditación. En las demás paredes, entre lámpara y lámpara, adornando el cuarto, cuadros al óleo de grandes artistas. Pude reconocer un Renoir, más allá un Degas, a su lado, un precioso Monet, y otros tres que no supe reconocer, todos impresionistas.

El piso estaba cubierto por una gruesa alfombra oriental que ocupaba casi todo el suelo, era un tejido suave bajo los zapatos y decorado con arabescos y figuras orientales, florerías, animales, árboles todo muy hermoso.

Dos grandes sillones de cuero, estilo victoriano se hallaban junto a una chimenea que chirriaba con un cálido fuego que llenaba de un agradable clima toda la habitación. Justo en medio de estos, sobre una pequeña mesa de madera, descansaban una caja que contenía algunos habanos, dos o tres periódicos y un gran cenicero que parecía ser de marfil o algún otro material parecido.

Estaba encantado, realmente todo era hermosísimo y llenaba de calma mi espíritu. Miré a mi amigo y este me sonrió. Extendió su mano con la palma hacia arriba en dirección de los sillones invitándome.

Nos sentamos ambos. La textura de aquel cuero, su olor y la cercanía del fuego me provocaron una dulce sensación de alegría y tranquilidad. Quedé absorto viendo el fuego, como las llamas desaparecían en la nada, las chispas de madera y el chirrido del material vegetal mientras que era consumido por las llamas. Aquí es donde vengo para leer, para fumar, para no pensar, aquí es donde recibo a mi Padre...Así estuve no se cuanto tiempo, estaba tan embebido en las sensaciones que disfrutaba que no me di cuenta que tenía a mi lado a una joven. Me sobresalté un poco al darme cuenta de su presencia, pero una delicada sonrisa me tranquilizó. Sin decir palabra extendió su mano hacia mi ofreciéndome, sobre una bandeja que parecía ser de plata, una taza grande de humeante café negro, la cual descansaba sobre un fino plato del mismo material. Tomé el plato y la taza y le agradecí a la muchacha con una sonrisa. Esta se retiró de inmediato, no sin antes hacer el mismo ofrecimiento a mi anfitrión. En el otro sillón Lucio me observaba sonriente. Probé el café y pude disfrutar del mejor elixir de cafeto que jamás he probado. Su sabor era exquisito, su aroma deliciosa, me dejé llevar por la sensación de plácido bienestar que la infusión me provocó y luego de un segundo sorbo, aún extasiado por el placer que sentía le dije a mi amigo: —No dudo de quien eres Lucio, jamás lo he hecho. Y se que cuando me prometes algo eres incapaz de engañarme. Sin embargo, todo esto es demasiado bueno, no se ni siquiera como describir lo que siento. ¿En realidad es este el infierno?

Una gran carcajada se escuchó en el salón. Lucio reía como un niño, tanto así que sus grandes ojos negros se llenaron de lágrimas. Tuvo que colocar su taza de café sobre la mesita para que esta no se le derramara y poder reír a mandíbula batiente. Yo quedé perplejo, el me miró y su risa se hizo más intensa y descarnada. Sus manos empezaron a sostenerle el vientre y las lágrimas se hicieron una corriente sobre su rostro. Yo sólo me quedé sin hacer nada, no entendía que ocurría.

Cuando se tranquilizó, aún entre risas y con algo de tos, limpiándose el rostro Lucio me habló: —Amigo, amigo, amigo, ¿qué voy a hacer contigo? No lo entiendes aún, eso es evidente. Disculpa, eso si, mis risas. No son de burla, es que tu perplejidad me causa gracia. —Las risas volvieron, no tan enérgicas como antes. Otra vez tuve que esperar. Cuando por fin se calmó del todo concluyó: —¡Claro que estas en el infierno, estas en el mismísimo tártaro! De eso no te quepa la menor duda. Para aclararte un poco las cosas te diré que esta habitación es mi lugar de aislamiento. Aquí es donde vengo para leer, para fumar, para no pensar, aquí es donde recibo a mi Padre cuando necesito conversar con él. Aquí es donde se han decidido muchas de las más grandes cosas que le han ocurrido a la humanidad y a otras razas en otras partes del universo.

Al concluir esta última frase se me quedó viendo como escrutando. ...todo lo que verás no es más que una representación humanizada de lo que es el inframundo...Quería saber si había logrado entender. Por toda respuesta sólo fijé mis ojos sobre los suyos sin ningún tipo de dudas. Una nueva sonrisa, esta vez de aprobación se dibujó en aquel rostro de facciones perfecta. Se puso de pie y colocando su mano sobre mi hombro me dijo:
—Alejandro, sólo quería que tuvieras la oportunidad de conocer mi lugar favorito de todo el universo. Mi intención fue entregarte un pedazo, mínimo, de lo que soy, de lo que es mi mundo. Pero como se que la curiosidad te mata, y mi palabra es ley en este mundo, empecemos de una vez a realizar este recorrido.

Me levanté con un gesto de aprobación mientras dejaba sobre la pequeña mesa la taza de café aún sin terminar. La sonrisa desapareció de su rostro y una expresión, sin ningún tipo de sentimiento o emoción se plantó en su cara. Con tono casi paternal me dijo: —Debo advertirte, ese es mi deber, que todo lo que verás no es más que una representación humanizada de lo que es el inframundo. Tu mente, no por incapacidad sino por su propia esencia terrenal sería incapaz de entender todo lo que vería si te presento el Gehena tal y como es. Mi reino es materia, antimateria, todo y nada a la vez. No me pidas empero, que te muestre su verdadero rostro puesto que todo lo horrible, toda la maldad del universo está concentrada en él. Simplemente caerías fulminado en el acto y tu ser físico se desintegraría junto a tu ser espiritual, tu alma, si así lo prefieres, se volatizaría en una nada absoluta. Por último quiero prevenirte que pese a todo lo que has escuchado, visto o leído sobre el Hades no es siquiera cercano a la realidad. Los tormentos creados por tu especie – esa última frase me hizo sentir un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo haciéndome temblar – no se acercan siquiera a las cosas terribles que hacemos con aquellos que tienen la desgracia de terminar su recorrido por el universo en mi lar.

Al terminar aquella advertencia volvió la sonrisa a su rostro y terminó todo con una frase tan sencilla y cercana como sólo él podía serlo: —Así que… ¿estas listo compadre? ¿Pese a mis palabras aún deseas conocer el Mictlán?

Una pequeña duda, más cercana al temor inundó mi ser en ese momento. ¿Estaba yo realmente preparado para conocer aquel mundo de perdición, tormentos y almas en pena? Miré a mi amigo y sin pensarlo más asentí.

—¡No podría estar más listo compadre! Además tengo al mejor guía y protector para conducirme en este extraño paseo.´
—¡Muy bien! No esperaba menos de ti mi amigo. Sólo quiero hacerte una acotación. No soy ni de cerca el mejor guía o protector. Sólo soy tu amigo. Ese a quien mencionas es mi padre, no lo olvides jamás. —Dijo esto mientras tendía su mano de la misma manera en que lo hiciera hacía unos pocos minutos. La tomé con gran fuerza, no podía negarlo, tenía miedo. Lucio me miró risueño y con su otra mano me hizo seña de que cerrara los ojos.

Cuando volví a abrirlos estábamos en el centro de lo que parecía ser una gigantesca plaza, algo parecido a la Plaza de San Pedro en el Vaticano, era una gran explanada semicircular. En aquel cielo tampoco habían nubes.Calculé que debía tener unos quinientos metros de radio, tan distantes se veían las edificaciones que nos rodeaban. Guiándome por mi propia sombra pude observar hacia el norte una gran edificación de gran frente, justo donde el semicírculo se cortaba trazando una gran recta. El edificio tenía una arquitectura barroca – o eso me pareció – se asemejaba mucho en su estilo y forma a la Lubyanka, la gran diferencia era su descomunal tamaño. Dije antes que la plaza podría tener un radio de quinientos metros, pues el edificio debía tener la misma extensión de lado. De fondo no podía calcularlo desde donde estábamos puesto que la distancia me impedía visualizar sus paredes laterales de manera de hacerme una imagen. En el centro se alzaba una gran bóveda que imitaba a la del Congreso de los Estados Unidos. Sin decir palabras Lucio empezó a caminar en dirección al gran edificio. Instintivamente le seguí curioso.

Algo que me impresionó fue la soledad. Aquella extraordinaria plaza se hallaba completamente vacía, no había personas, no había nada excepto aquel edificio en la distancia. El resto de todo aquel espacio se hallaba completamente vacuo. Aún cuando todo estaba iluminado, no era luz solar lo que brillaba en el cielo – ¿Podía llamarle cielo a eso que nos cubría? – un resplandor extraño de una tonalidad que no podía definir brillaba sobre nosotros. En aquel cielo tampoco habían nubes. Me di cuenta entonces de que aquel sentido de orientación cardinal que antes me hiciera ubicar era sólo una ilusión de mi mente para darle sentido a lo que percibían mis sentidos. El clima era extraño, no se sentía calidez o frío, tampoco había brisa, hasta el aire era extraño. Aunque mi pecho subía y bajaba debido al reflejo de la respiración, estaba seguro de que no estaba aspirando aire o algo que se le pareciese.

Era impresionante toda esa arquitectura. Sus proporciones eran descomunales y mientras más nos acercábamos la sensación de pequeñez que me arropó se hacía más y más grande en la misma medida en que el edificio cerraba los espacios de mi horizonte. Pude notar, cuando estábamos a mitad de camino que miles de ventanas muy elevadas y cercanas las unas de las otras eran el único adorno de aquel monstruoso edificio. Un enorme portón, al principio se veía sólo una extraña grieta en la pared empezó a tomar forma. Debía tener una altura de por lo menos setenta u ochenta metros. Tan alto era. Su amplitud era de alrededor de unos cincuenta metros – eso calculé mentalmente. Se encontraba abierto de par en par. Cuando ya nos encontrábamos a unos ciento y tantos metros pude apreciar algo del interior del edificio. Seguimos caminando hasta llegar a la boca de aquel coloso de concreto y cemento. Unas escalinatas rectas estilo romano eran lo único que nos separaban de ingresar al edificio. Desde donde estábamos mi vista no lograba percibir las esquinas de la edificación, aquella construcción era inconmensurablemente grande, ni siquiera podía ver donde terminaba el último piso, sólo cientos de ventanas a un lado y otro del portón me daban referencia del tamaño, por cierto que aquellos enormes ventanales debían medir por lo menos diez metros de alto por unos cinco o seis de ancho. La sensación de menudencia se hizo aún más latente y mi corazón se sintió sobrecogido. En ese momento supe que quienes entraban ahí jamás saldrían. Sólo mi acompañante garantizaba mi vida y mi retorno. Lucio se detuvo justo en el primer escalón y me dijo: —Compadre, hemos llegado, he aquí lo que deseabas ver. ¿Continuamos? — Dijo invitándome a seguirlo.

Asentí y de inmediato empezamos a subir la gran escalinata. El gran portón era ahora una horrible mueca negra, tan negra que no podía distinguirse de que material estaba hecho. No se veían clavos remaches. Subimos los escalones y cuando estuvimos frente la gran puerta esta se abrió sin que pudiera apreciar algún dispositivo mecánico de ningún tipo. Una vez abierto el gran portón, frente a nosotros al fondo de un salón, que no rompía en lo absoluto con las proporciones ciclópeas de todo lo que observaba, se hallaba una especie de mesa semicircular en esta se hallaban dos personas pero ...un reflejo sangriento lastimaba la vista, así de roja era.debido a la distancia no podía distinguir su género u otros detalles. Nos acercamos y nuestros pasos retumbaban en toda la monumental estancia. En el techo – cuyo tope no alcanzaba a divisar – colgaba una lámpara que parecía una rejilla de cocina gigante. Cientos de faros de una luz blanca sin brillo se apiñaban en aquel extraño objeto que colgaba sobre nuestras cabezas. Mientras nos acercábamos pude darme cuenta de que el supuesto mesón no era otra cosa que un mueble de recepción como el que hay en muchos hoteles lujosos, sus bases y paredes eran de mármol un hermoso mármol de tonalidades grisáceas y rosas con algunos remaches que parecían ser de bronce envejecido. Ese detalle en particular me pareció muy elegante.

Detrás del mostrador, dos jóvenes muy hermosas, en realidad eran las mujeres más bellas que jamás viera, se hallaban manipulando algunos papeles. Ambas debían estar en los veintes, una, la de la izquierda poseía una cabellera negra, tan negra como el portón que atravesáramos minutos antes, su rostro era pálido, casi traslúcido pero de unas facciones perfectas, labios prietos, nariz respingada, pestañas largas y brillantes. Su compañera no le perdía el paso, en realidad eran bastante parecidas la una a la otra, sólo que la segunda lucía una cabellera roja, tan roja que cuando algunos haces de luz chocaban con esa maravillosa melena, un reflejo sangriento lastimaba la vista, así de roja era. Sin mirarnos saludaron sobrias y distantes. Respondimos al saludo de manera afable, Lucio me tomó del brazo y me guiñó un ojo de modo muy pícaro. Hizo un corto ademán con su otra mano y al instante sonó un aparato justo detrás del mostrador. La chica de melena negra respondió el aparato, dijo una corta frase en un tono tan bajo que se me hizo inaudible, colgó el auricular y tomando la mano de su compañera levantó la vista. Sus ojos tenían una mirada de terror y su pálida piel se hizo de un tono que la hizo verse como un cadáver. Balbuceó algo pero no pude entenderla. Lucio con una encantadora sonrisa en sus labios le hizo una seña de que callara. Luego sólo se dio media vuelta y sin decir nada más me tomó de la mano. En un abrir un cerrar de ojos estábamos en otro lugar. No lo sabía en ese momento, pero acababa de estar en el vestíbulo que lleva hacia las millones mazmorras y calabozos que son el infierno. Y ahora me encontraba justamente donde mi infantil deseo me había llevado. [Continuará...]



Se me ocurrió, como parte de este aniversario la publicación de un libro digital un libro que sería autoría de quienes deseen involucrarse, pensé en una recopilación de cuentos. No importaría el estilo, pensé hasta en un título: “Un Librog de Cuentos Virtuales”. No se, sólo es una idea. Quienes quieran participar, háganmelo saber. Si veo que hay acogida para la idea, pues me dedicaría a plantear un proyecto más formal al respecto. Saludos para todas y todos. Por cierto, en este sentido preferiría que se comunicaran conmigo directamente a mi correo-e. Este pueden encontrarlo en mi perfil.

Sólo 21 hablaron pajita

Lulu | 08 marzo, 2009 22:13

Ernesto querido...
No sé si hablabas d emí cuando te referías a los "exilios virtuales"... no sé si te dí tiempo atrás la dirección de mi nueva casa virtual. No sé si te has pasado por allí... no tengo contador, no sé ponerlo en el html... No tengo protector de derechos de autor, no sé ponerlo en el html... Tú sabes, chico, se escribe mucho, se tienen intercambios epistolares geniales, se lee de vez en cuando un cuento del pana, pero no se piden favores, porque sino uno se vuelve una lata.

Quiero participar en tu propuesta literaria. Quiero retomar lo mucho perdido (que no está perdido) de mis capacidades literarias. Márcame las pautas, dime los requisitos, el formato y los recaudos que he de enviarte. Todo por el correo-e, please.

La que vivió en Bélgica, regresó a Venezuela y se desapareció un tiempo del mundo bloguero después de haber sido hasta parte del Miss Mamita Bloguera (y sigo pendiente de vernos las caras), ha vuelto. Y ha vuelto con todo lo que ahora es... por esta nueva casa: bailandohacialaluz.blogspot.com

Un abrazote y te quiero un mundo!!!

Verga q ladilla | 09 marzo, 2009 00:15

eeeepa feliz aniversario... un placer... espero que esta sea la primera visita de muchas..

JUVENTUD UNIDA POR LA SOLIDARIDAD | 10 marzo, 2009 20:10

Estimado lector me llamo Carlos Caripe y en estos momentos estoy en peligro de –nuevamente- dejar la universidad por falta de respaldo económico y mi consecuente incumplimiento de pago en la universidad (UCAB).

Desde hace ya 5 meses estudio Derecho y por múltiples razones –que no vienen al caso- estoy –como cosa rara- desempleado, NECESITO TU AYUDA…ora por mi…envíame algun contacto que me pueda ayudar , dame la dirección de alguien que me pueda ayudar, colabora…QUIERO SEGUIR ESTUDIANDO PARA SERVIR A LOS EMPOBRECIDOS DE MI PAÍS…

More | 11 marzo, 2009 21:38

Saludos amigo, qué bueno volver a leer tus reflexiones y tus relatos. Aprovecho para invitarte a un Taller sobre comunicadores sociales, que va a realizarse en Caracas y en el cual se debatirán estos asuntos tan polémicos que giran en torno a quiénes son los nuevos comunicadores sociales en realidad. Bueno, eso y otros temas que seguro te interesarán.
En Cambalach dejé la información detallada por si te interesa. Maravilloso sería que pudieras ir.
Abrazos.
Y feliz aniversario!!

Nina | 12 marzo, 2009 01:51

Felicitaciones! No te había leído y me atrapaste con este post de aniversario. Te seguiré leyendo.

Happy "Bloggiversary."

3rn3st0 | 12 marzo, 2009 13:30

Lulu: Bienvenida eres entonces a la propuesta. Déjame escribir un borrador de la idea (ya que hasta ahora es sólo eso) y te lo envío. Sería muy bueno que participes.

Ah, y gracias por la querencia, es recíproca :-)

Eugenia: Esperemos que así sea entonces, gracias. Bienvenida, regresa cuando te plazca, este hogar virtual no tiene puertas que impidan el paso :-)

Solidaridad: Mi estimado, creo que buscó ayuda en la persona menos indicada. de hecho también estoy cesante, así que si consigues para los dos, pues mejor que mejor.

More Baker: Leí tu escrito mi bella More, justo cuando enviabas este comentario. Lo se, porque cuando terminé de leer tu escrito me llegó el aviso de que había recibido un comentario.

Lamentablemente no podré acompañarte, me gustaría muchísimo, pero dos cosas me lo impiden: Falta de recursos económicos y un compromiso para una propuesta de un proyecto que debo entregar el lunes. Esto último es bien importante para mi porque significaría el inicio de una nueva etapa laboral y profesional. Me gustaría contarle al teléfono, así que cuando puedas, avísame y te llamo :-)

Nina: Gracias, me alegra que te haya gustado lo que leíste y gracias por quedarte por estos lares. Regresa cuando así te plazca :-)

--- o ---

Para quien lea esto: La propuesta que hice en el último párrafo del escrito sigue en pie, así que quien lo desee, avíseme para incluirlo.

Venus | 13 marzo, 2009 18:07

Caramba... yo que siempre estoy pendiente de leerte he estado tan loca y media que aunque lei la entrada olvide dejar mi comentario...

FELICITACIONES...

Y no te escribo nada más porque ando medio venenosa... y eres tan pana y escribes tan chevere que no quiero ni por error hacerte daño.

Un beso medio venenoso...

More | 13 marzo, 2009 21:17

Bueno, llámame cuando quieras.Tú tienes mi número, yo, como sabes perdí todos los números de telefono.
Abrazos.

Anónimo Responder | 14 marzo, 2009 13:01

Feliz aniversario blog...

Ernesto tiempo sin leerte, pero siempre hacerlo es un placer. Exitos mil!!!

3rn3st0 | 14 marzo, 2009 14:24

Lily: ¿Venenosa tu? No lo creo ;-)

Gracias por el saludito :-)

More: Estoy pendiente entonces para llamarte en estos días :-)

Gloria: Gracias por pasarte por estos lares. Éxitos para ti también :-)

Eleia | 15 marzo, 2009 23:23

Conchale yo no se cuando cumple mi blog... jajajajajaja
Pocas veces le presto atención... lo abandono y luego lo vuelvo a recoger... mi blog es hombre, hago con èl lo que quiera jajajaja...
Feliz aniversario de tu blog... gracias por pasar al mio a opinar sobre mis loketeras... Besos!!!

Carlos M. Roos T. | 29 marzo, 2009 11:59

ejele bichito... FELICITACIONESSSSSS..... que cumpla muchos mas..., esto hay que celebrarlo ... con cocuy y chimó, espero que este bien camará... saludos
nota: estoy tratando de regresar a la blogosfera... pero calma que es como regresar a casa con la misma mujer despues de un divorcio.. jajaja

Nina | 01 abril, 2009 14:41

Lees pero no escribes! Resolvamos ese problema, s´il te plait! Jajajaja un beso.

Anónimo Responder | 05 abril, 2009 00:43

Que lindo espacio he descubierto, mi amigo

te mando un beso...

e.o.

oveja y negra | 16 abril, 2009 08:49

Me gusto pasar¡Feliz aniversario!

Anónimo Responder | 18 abril, 2009 11:56

MMMMMMMMMMMMMMMMMuackssssssssssssssssssssssssss!!! ADIVINA QUIEN VOLVIO!!!!!!!! NO???? OK... TE DARE UNA PISTA..... quien es tu MEXICANA FAVORITA?? jajjajajjaa siiiiiiiiiiiiiiii YOOOOOOOOOOOO, upssss... eso espero AH!!!!.... Que cosas tiene la vida Ernesto!, mira que agradable coincidencia.... te recuerdo HOY justamente en tu aniversario!. aveces la rutina nos aleja de los lugares, pero ya ves, de algun modo siempre volvemos a esos lugares donde nos sentimos comodos. este es mi caso!., hoy recuerdo a mis blogueros, esos que me han acompanado de algun modo u otro, y me vino tu nombre a la cabeza.... y te busco.... pensando... seguira escribiendo? que ha sido de el? y heme aqui.... vengo a dejarte un premio en mi casa. y ahora un abrazo doble por tu aniversario... gracias! por continuar escribiendo! ya no me desaparecere!.

FELICIDADES!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Eduardo Galindez | 23 abril, 2009 11:04

Si te soy sincero solo leí el resumen, pero mi pana, siga así. Tienes la capacidad de contar y hacer reflexionar, eso es un don....así que dele pa' lla mi pana jejejejejeje

Anónimo Responder | 26 abril, 2009 23:36

Hey... ERNESTO.... ese mo~o negro a un lado de tu nombre no me agrada nada!!!! asusta!!!! impacta.... podrias cambiarlo de lugar pleeeease?!!

Caro de Resonansias... tu mexicana favorita.. recuerdas?

el secreto de monalisa | 01 mayo, 2009 17:58

Tarde pero seguro, felicidades por este gran blog, y más por ser como eres, un besote!

Oswaldo Aiffil | 23 mayo, 2009 11:55

Epale Gran 3rn3st0! Tiempo sin venir. Ya llevas tres en el aire y espero que muchísimos más. Ha sido un gusto venir a leerte por todos estos años, como dice Ivan Loscher. Un abrazo enoooormeeee!!!

More | 10 junio, 2009 08:19

Ya hace tres meses!

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