Hastiado

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Hastiado

Amo el olor del napalm por la mañana.

Coronel Kilgore

Siempre ocurre lo mismo, siempre termino como pajarito en grama, mirando para los lados y más perdido que Adán el día de las madres. ¿No puedo entonces simplemente dejar las cosas como están y seguir mi camino? ¿No puedo sólo desandar el camino tomado y cambiar luego el rumbo? No, creo que no. Eso sería muy fácil y nada es fácil. Las cosas por mucho que lo intente siempre terminan por ser harto complicadas. ¿Huir? Sería fácil, pero los problemas siempre terminan por alcanzarte, además, si no fuera ese el caso, de seguro aparecerían nuevos problemas, nuevas complicaciones. No, huir no es la salida.

En el trabajo ocurre lo mismo, jefes mediocres, compañeros de trabajo más mediocres aún y lo peor, ¿Tienen derecho a vivir ellos, todos ellos?labores que no te hacen sentir pleno. Jornadas laborales, además, tediosas y repetitivas. Podría cambiar de trabajo, lo se, pero, ¿para qué? ¿Para encontrarme nuevamente en la misma situación pero con actores completamente diferentes? Resulta fastidioso, hay que adaptarse, hay que aprender nuevas cosas y tratar de soportar a nuevos mediocres. Podría también, montar mi propio negocio, pero resultaría un fiasco, además no me imagino siendo el jefe a quien consideren mediocre, eso nunca.

Las mujeres, las benditas y siempre presentes mujeres. Ellas también – si, también – forman parte de todo este enredo, con ellas o sin ellas es imposible estar. El problema es que algo sencillo lo complican hasta niveles increíbles. ¿Es necesario, obligatorio que así ocurra? No, no creo en eso de las hormonas y la naturaleza femenina, la blusa blanca es bonita y te queda bien. Punto. Todo lo demás son ganas de complicar algo tan simple como la adquisición de una prenda de vestir. Lo peor es que igual debo aceptar el hecho de que nada cambiará en ninguna de ellas.

Mis amigos, no los soporto, siempre hablando de lo mismo, siempre haciendo lo mismo, que pusilánimes, que simplones. Son insufribles, menos mal que pocas veces los veo, ellos podrían convertir a cualquiera en un orate amarrado a una pared acolchada. Me producen asco.

Ahora lo peor, mis padres, dos seres que me resultan repudiables, una mujer obtusa, mi madre, que se niega a entender que soy su hijo sólo porque en alguna parte alguien decidió que mi vida debería ser una desgracia. Y el idiota de mi padre, un idiota que jamás ha actuado por su propia cuenta, que siempre ha sido un borrego para todo y para todos. Me provoca náuseas y cuando dice que me ama… ¡Eso es lo peor!

Pregunto ahora: ¿Tienen derecho a vivir ellos, todos ellos? ¿Hay necesidad siquiera de que una roca tan inútil como la tierra forme parte del universo? ¡No, no, mil veces no! Por eso, quien encuentre este cilindro flotando en la nada y pueda traducir lo que ahora lee sabrá el porqué presioné el botón rojo.