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Juegos manuales

La filosofía es al mundo real, lo que la masturbación es al sexo.

Karl Marx

Juntos, sentados, uno al lado del otro, conversamos sobre cualquier cosa. Nos sentimos a gusto en nuestra mutua compañía, disfrutamos el momento, el estar juntos nos hace felices y juguetones, la pasamos rico.

Sólo porque te provoca, empiezas a hablarme al oído, no dices nada especial, sólo sigues nuestra conversación pero diciéndome todo al oído. No puedo evitarlo, tampoco quiero evitarlo y termino por excitarme, esa voz tuya profunda y aterciopelada a un tiempo produce un efecto inmediato en mi cuerpo, un efecto que empieza a notarse en mi entrepierna.
| ¡Dale que no viene carro!

Cabalgando hacia la nada

El mejor afrodisíaco para las mujeres son las palabras. El punto G se encuentra en las orejas. Quien lo busca debajo está perdiendo el tiempo.

Isabel Allende

Sentada en el borde de uno de los costados de la cama, Gisela le miraba entre temerosa y excitada. Muchas cosas habían ocurrido para llegar a ese momento. Un instante que ambos habían anhelado desde hacía mucho. Tranquilo y con una gran sonrisa David se acercó y posando sus manos sobre las rodillas desnudas se acuclilló frente a ella. Gisela bajó la mirada apenada. David posó su índice bajo la barbilla de ella y delicadamente levantó su rostro quedando ambos mirándose directo a los ojos. Si prisas, pero sin detenerse David acercó su rostro al de ella y con un imperceptible roce, sus labios se tocaron por primera vez. Así quedaron unos momentos, aspirando sus alientos mutuamente y por un instante que se hizo eterno sus ojos quedaron fijos, sus miradas viendo al interior del otro. Finalmente sus labios se unieron y el beso tantas veces imaginado, tantas veces deseado se hizo piel.