El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañía.
Mark Twain
Hoy se están cumpliendo tres años desde que decidiera abrir esta página. Han sido tres años de aprendizaje de vida, de instruirme en nuevas y asombrosas herramientas de desarrollo (soy programador), de leer, leer muchísimo, sobre todo el año pasado. Han sido tres años de lecciones emocionantes en lo personal, lo laboral, lo profesional. Viví intensamente cada uno de los días que han pasado desde ese cuatro de marzo del dos mil seis, he amado, me han amado, me he sentido triste y he sido feliz. Hice infinidad de cosas, fui asesor comunitario es alrededor de 60 poblados rurales en mi querida Portuguesa, trabajé junto a cientos de personas de los rincones más alejados de mi tierra para hacerles llegar oportunidades de desarrollo y crecimiento comunitario. Conocí gente especial (¿quién no lo es?), gente de esas que se levantan a las cuatro de la mañana para iniciar el ordeño, gente que es capaz de arriesgar su vida en una espesa selva del piedemonte andino para llevar una ayuda a una mujer con discapacidad. Eso ocurrió en mi mundo real, pero en este mundo, el mundo virtual, conocí gente que escribe. Gente que escribe con una mordacidad y morbo alucinantes sobre política y poesía; gente que decanta su pasión periodística sin ataduras y a veces contradiciéndose; gente que pese a parecer sólo un chiste vulgar son de una profundidad interior que va más allá de lo que nadie pudiera creer; gente que logra meternos en sus historias de la cotidianidad dibujando siempre sonrisas con sus letras; gente que regresó de un exilio virtual para regalarnos nuevamente sus reflexiones (se te extrañó muchísimo); gente que escribe con la pasión de quien es capaz de darlo todo por sus convicciones y creencias; gente de mundos lejanos en lo físico pero muy cercanos en lo humano; gente que suelta sus otros yos y los muestra al mundo para no podamos dejar de reír; gente de los más disimiles orígenes, géneros y filosofías. Gente, como dije antes: maravillosa.
Conocerles y más aún, saber que esta ventana virtual a mi mente les ha permitido conocerme y hacerme partícipe – por lo menos – de sus momentos de ocio me llena de satisfacción. Se que muchos me leen. Más de los que pude imaginar cuando empecé a escribir esta bitácora, hay quienes están prácticamente desde los primeros días. Para ustedes, para quienes vienen de vez en cuando, para los que sólo estuvieron una vez y para aquellos que aún no entran va esta celebración, una celebración que no tendrá cohetes, torta o música, esta será una celebración silenciosa donde sólo mis letras se dejarán escuchar porque mi regalo para ustedes y para mi mismo es la historia que a continuación leerán. Espero les guste… Casi lo olvido: ¡Feliz aniversario mi querido blog, esta vez no me olvidé de ti! :-)