Un camino, la vida

A veces me da por escribir, en ocasiones son historias fantásticas muchas oscuras, en otras son sólo reflexiones, he aquí una de esas reflexiones.

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Caminó, caminó como si la vida se le fuera en ello, caminó hasta que sus pies empezaron a doler, caminó sin razón o sentido alguno de la distancia y el tiempo. Al final, ¿qué quedó al final?... Su vida, eso quedó, todas sus experiencias, sus vivencias, sus días pasados, sus amores ya idos, sus añoranzas, sus amigos, sus hijos, todo quedó atrás...

¿Qué hay más adelante?, no lo sabe, y la verdad no le importa sólo sabe que debe seguir caminando aún cuando sus pies estallen, aún cuando los recuerdos regresen, aún cuando sus hijos tomen su propio camino, aún cuando pareciese que no hay más camino que seguir.

En todo ese camino han habido muchas bifurcaciones, tomó algunas que le llevaron por senderos q
ue terminaron abruptamente, otras sólo llevaban a nuevos ramales y así interminablemente. ¿Qué camino seguir, qué dirección tomar?, esas siempre fueron decisiones difíciles, siempre había la duda, el temor a la equivocación del camino errado, del fracaso... Y acaso, ¿no es así la vida?, siempre una serie de decisiones, eso ya no importaba, estas serían sus últimas decisiones, ahora sólo caminaría, pero... ¿no es esa una actitud cobarde?... Igual hay que tomar otra decisión, seguir caminando sin rumbo ni sentido o tomar la disposición de continuar con decisiones infinitas hasta el fin del camino. Pero, ¿cuál es el fin?, la muerte claro... ¿Y para eso caminaba por la vida?, ¿para al final sólo morir?...

¡No, él no caminaba para eso!, eso sería demasiado cruel e injusto. ¿Porqué caminar entonces?, la respuesta estaba al principio, y ahora la veía claramente, caminaba para tener amigos, para disfrutar de un atardecer, para abrazar a sus hijos, para recordar el pasado como imágenes en un álbum, para amar a quien desease compartir un trayecto de su camino junto a él, caminaba para vivir.

En ese momento se detuvo, miró hacia atrás y vio plenitud, amor, tristeza, soledad, alegría y muchas otras cosas, todas formaban su vida, y entonces se sintió feliz, sabía para que debía caminar, sólo eso era la vida un largo camino que le llevaba a la nada y a todo, que le ahogaba el corazón por momentos y ahora se lo abrigaba con las muchas satisfacciones que había sentido.

Si, valía la pena seguir tomando decisiones, valía la pena seguir caminando... valía la pena seguir viviendo, sólo eso, seguir viviendo.

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NOTA: La imagen que ilustra éste escrito puede pertenece al pintor mexicano Gerardo Camargo.

1 solito

Anónimo Responder | 01 septiembre, 2006 09:44

Seguro más de uno nos sentimos identificados con tu reflexión Ernesto, te felicito por tu nueva faceta, siempre es importante expresarse ya sea con una letra, música ó a través de una web, exito mi pana!

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